Hoy he ido al ayuntamiento para hacer uno de tantos papeles que
necesito para la beca Erasmus. A los alemanes les encanta la
burocracia, y tienen un complejo sistema de funcionarios para poder
tener la mayor cantidad de información de sus ciudadanos. Pero,
a diferencia de España, aquí no hay que estar de pie en
una larga cola, sino que coges un número y te vas a una sala de
espera muy acogedora (con periódicos y máquinas de
café) a aguantar. El papel que tocaba hacer hoy era uno por el
cual me declaro ciudadano de Dresde ya que voy ha estar aquí
más de tres meses (ya puedo votar en las elecciones locales),
para ello necesitaba un millón de formularios y una foto. No
vale cualquier foto, hay unos requisitos muy estrictos que tu foto debe
cumplir, como que no puedes sonreír mucho, que tienes que tener
una vista perfectamente al frente, que la cabeza tiene que medir tanto,
que no puedes llevar burka… además de las clásicas
características de luminosidad, brillo, etc. Para facilitar la
tarea hay un fotomatón a las puertas de las oficinas con una
pantalla, donde ves como queda la foto y si no te gusta, poder hacerte
otra (la máquina te da tres oportunidades, si no has hecho bien
las dos primeras, pase lo que pase, la tercera será la que
quedará impresa). Naturalmente, mi foto ha sido horrorosa. Yo
pretendía salir con mala cara para que la foto que tuviese la
ciudad de Dresde mía fuese lo más cutre posible, me he
despeinado a propósito y he puesto cara de mala leche, pero
desde fuera del fotomatón me estaban haciendo burla, y he salido
riéndome y con los ojos cerrados, infligiendo dos normas
básicas de la ley de fotos. He temido que la funcionaria no me
admitiese las fotos y que me tocase hacerme unas nuevas (¡valen
4€!), pero al final, tras mirarlas mucho, me las ha aceptado.
Ser ciudadano de Dresde tiene otra ventaja: ¡voy a poder escribir
la carta a los reyes magos!. Llamamos así a una
subvención de 150€ que da la universidad técnica de
Dresde y el ayuntamiento a los nuevos estudiantes de la ciudad y que se
solicita a principios de enero. Ese dinero me viene como agua de mayo.
Ahora bien no sé en que capricho gastármelos. Se admiten
sugerencias.