24 de julio: Obama en Berlín

Esta tarde he convencido a Mohsen para que me acompañase a ver el discurso que iba a dar Barack Obama en la avenida del 17 de julio. Él, como iraní, está atento a sus propuestas en materia de política exterior, y como es lógico, desconfía.
De lo que hemos visto al llegar destaco dos cosas: la primera es la inmensa aglomeración de gente en los "puntos calientes" de la avenida, es decir, las pantallas de televisión y, por supuesto, el escenario desde el que el candidato iba a arengar a las masas. La avenida estaba hasta la patilla y era muy difícil moverse. El segundo detalle fue las grandes medidas de seguridad que desplegó la policía por Obama, tan grandes que le reservaron para él solo la calle Spreeweg, lateral a la gran avenida.
¿Dónde está Mohsen?
¿Dónde está Mohsen?
Del discurso poco hay que decir (por primera vez, queridos lectores, es decir, Ana, Rosalía, papá y mamá, voy a hablar de política). Obama era consciente de que su discurso debía estar aliñado con frases que sonaran a historia, porque el evento iba de eso, de emular los discursos históricos que los presidentes de EEUU hicieron en la segunda mitad del siglo XX (a pesar de que Angela Merckel no le ha dejado darlo desde la puerta de Brandemburgo). Lo ha intentado empezando todas las frases con "ciudadanos de Berlín, ciudadanos del mundo", o con "es el momento de...". También ha intentado camelar a la audiencia con frases como "gentes del mundo: mirad a Berlín. Mirad a Berlín cuando hizo esto, mirad a Berlín cuando hizo lo otro, mirad a Berlín...". A lo que la gente le aplaudia enrabietada a pesar de que los berlineses están hartos de que la gente de fuera les recuerde su historia.
Al principio ha hablado de valores abstractos como libertad o democracia de una forma que entraban ganas de reírse o de vomitar. Pero pronto su discurso a empezado a sonar al de un candidato a la presidencia del país de la piruleta: no más armas nucleares, paz entre las culturas, los derechos humanos molan (estas frases tienen que leerse con tono de discurso político, alargando los finales). Sonar, sonaba bonito, pero al escuchárselas a un político estadounidense chirriaban en los oídos, algo que Obama intentó solucionar diciendo otra frase con sabor a libro de historia: "soy consciente de que mi país ha cometido errores..." (cuando dijo esto la mitad de la avenida se puso a aplaudir con sorna, pero el aplauso se diluyó enseguida, como si rompiese el compás marcado por los asesores de campaña).
Obama desde mi posición
Obama desde mi posición
En fín, que ha sido interesante escuchar al tío de moda (el 60% de los que estaban iban por eso, les delataba verles dejarse los euros en camisetas y chapas de la campaña). No ha decepcionado a los que esperaban un discurso histórico, pero, sinceramente: ha sido un discurso vacío, sin propuestas ni compromisos. Si no te mojas, es fácil hacer discursos bonitos.

Edito: el discurso completo (en inglés) está aquí.

Publicado el 24 de julio de 2008