¡Por fin he visto “Fire of Love”! La verdad es que tenía ganas al documental desde que leí la crítica de Peter Bradshaw en el Guardian pero no pude ir a verla cuando la pusieron en el GFT, el cine independiente (o hipster) de Glasgow. Ahora se puede encontrar en Disney+ y ¡os la recomiendo encarecidamente! El documental trata sobre la vida de Maurice y Katia Krafft, la pareja de vulcanólogos franceses que perdió la vida en la explosión del Monte Unzen en 1991 y, en los 100 minutos que dura, nos cuenta cómo Maurice y Katia se enamoraron de los volcanes cuando eran niños, cómo se enamoraron entre ellos al calor de Mayo del 68 y cómo se enamoraron de estar lo más cerca posible de las erupciones. Me ha encantado que el documental esté hecho casi por completo a partir del archivo personal de los protagonistas y, como eran las grabaciones que hacían para documentar sus investigaciones, está repleto de secuencias espectaculares y también personales. Hay ríos de lava y volcanes borboteando a pocos metros. Hay explosiones y lluvias de piroclastos. Pero también hay muchos momentos personales en los que podemos ver el humor de la pareja y todo lo que se querían, como cuando Maurice aparece tirando un pedrusco enorme a la cabeza de su esposa para probar el casco artesanal que han fabricado o cuando les vemos escalar de la mano lava recién solidificada mientras la narradora nos cuenta que siempre exploran juntos los volcanes, porque si ocurre un accidente no soportarían sobrevivir a su esposo. El estilo setentero que la directora Sara Dosa ha imprimido al documental me ha parecido espectacular. No solo por las películas de archivo (sigo hipnotizado por la manera que sus películas fotográficas capturaban el color rojo de la lava incandescente), también por el sonido, la música, la tipografía y por una edición muy cuidada. En resumen, "Fire of Love" es un documental emotivo y espectacular que nos lleva a la historia de amor entre Maurice y Katia Krafft y su pasión por los volcanes. Si disfrutáis de la naturaleza y de una buena historia, os recomiendo encarecidamente darle una oportunidad. Estoy seguro de que no os decepcionará.
Estaba pensando que no sé para qué tengo un blog si no lo actualizo con las cosas que voy haciendo. Mientras escribía esta primera frase he mirado cuando lo empecé y no me lo podía creer. Pensaba que estaba mal. Este blog empezó el 10 de septiembre de 2005. Hace 17 años. He tardado en recuperarme un ratillo, pero aquí estoy de nuevo, con ganas de contaros cosas. Hoy justo me ha escrito Quique Royuela, editor de la revista Principia, para avisarme de que los mockups del último número estaban disponibles. Así que aprovecho para contaros de que este año he tenido la suerte de poder colaborar en los dos números de la temporada, que trata sobre música y ciencia, hablando de los astrónomos hermanos Carolina y William Herschel. En realidad ambos eran músicos, William era compositor y Carolina soprano, pero fueron afortunados de crecer en una casa en la que se le daba mucha importancia también a las ciencias. Y, aunque eran de Hannover, hicieron la mayor parte de su carrera en Inglaterra, en donde William se había refugiado de la guerra de los Siete Años. Como astrónomos aficionados, juntos trabajaron fabricando los mejores telescopios de la época con los que descubrieron cometas, sistemas estelares y, William, Urano, el planeta. Al final fueron contratados por el rey (Carolina fue la primera mujer funcionaria de la historia) para trabajar como astrónomos a su servicio.
La verdad es que lo he pasado muy bien investigando y escribiendo los artículos sobre sus vidas. Al principio quería escribirlos al estilo de “Querida Susi, Querido Paul”, pero como los hermanos vivían en Bath en el cambio del siglo XVIII al XIX, pues no me he podido resistir a escribir a lo Jane Austen. Si estáis interesados, podéis comprar la revista en la web de Principia. Aquí tenéis los mockups (yo no tenía ni idea de que ese era el nombre de una foto bonita de tu artículo) y los links a su tienda.
Acaba de ser publicado el primer episodio de una nueva serie de artículos que he escrito para Principia. Trata sobre la historia de la electricidad y el magnetismo, desde que el hombre fue hombre hasta que el científico escocés James Clerk Maxwell desarrolló las cuatro fórmulas que explican todos los fenómenos electromagnéticos. La verdad es que he disfrutado mucho documentándome para escribir los artículos y escapándome durante mis viajes para visitar los museos en los que se guardan los inventos protagonistas de esta historia. ¡Espero que os guste!
Hace un tiempo me encargaron escribir una biografía corta para la exposición "Ciencia de acogida", que mostraba la vida de científicos que habían tenido que emigrar a causa de guerras
y regímenes dictatoriales como una herramienta para sensibilizar sobre la situación actual de los refugiados. Por
un lado se mostraban las vidas de los científicos españoles que se vieron obligados a marchar al exilio por la caída de
la Segunda República y por otro las historias de científicos europeos emigrados durante el periodo de entreguerras y la
Segunda Guerra Mundial.
Por aquella época ya tenía muy avanzada la biografía de Arturo Duperier
pero elegí para la ocasión escribir sobre George Gamow, una figura a la que tengo mucho cariño. Desarrolló una
teoría para explicar la radiación alfa, otra para explicar el núcleo atómico, predijo la radiación cósmica de fondo de microondas, consolidó
la teoría del Big Bang, explicó la formación de estrellas y de elementos en el interior de ellas y, como hobby, desentrañó el código genético.
Pero George Gamow fue también un refugiado. Nacido en Odesa poco antes de la Revolución Rusa, tuvo que estudiar bajo bombardeos y sufrir después las condiciones de la Unión Soviética. En la cola de la oficina de pasaportes conoció a su mujer y, con ella trató de escapar de la URSS varias veces, una de ellas en una balsa de goma a través del mar Negro. Si quieres saber más sobre George y su vida, acaba de ser publicada en Principia la biografía que escribí:
Volver a la portada: mariogonzalez.es |
Siguiente entrada: Diez años sin "El cine de lo que yo te diga" |