Día 355: Fin de Erasmus

He escuchado un poco de música: El aire de la calle, de Los Delincuentes; Presente, de Osvaldo; Salir, de Extremoduro. Todas son canciones que han sonado en momentos especiales de este año. Salir lo convertimos en el himno de nuestro Erasmus. En el tren me he puesto a grabar con mi cámara cómo me alejaba de Dresde. Por supuesto, una revisora sin piedad me ha arruinado el momento.
Después me he puesto a ver el vídeo que grabé anoche, en el tranvía, para recordar el trayecto que hacía para regresar a casa. Han venido a mi cabeza momentos del Erasmus que siempre acabaron con ese trayecto y me ha dado pena. Cuando dimos la nota sacando la cabeza por el techo solar de un BMW de lujo, el partido de España en Leipzig con mi padre, el día que fuimos a patinar en el hielo y sorprendentemente volví a casa intacto... Dos viejos se cachondean de mi equipaje. Me preguntan. Les explico que soy un estudiante y hoy es mi último día en Alemania.
Todas mis cosas en el andén
Todas mis cosas en el andén
Al salir de Dresde, cada rincón me ha recordado un momento, cada edificio un instante. Tengo tantísimos recuerdos... Sé que tengo que volver a España. TENGO MIEDO. Me dan miedo los cambios, lo que me espera, volver a la rutina, enfrentarme a las convalidaciones, a la duda de si me darán beca el próximo año, a que la gente haya cambiado, a que la gente se haya acostumbrado a mi ausencia, a que yo haya cambiado, al calor, a Salamanca.
Publicado el 5 de septiembre de 2006