Este fin de semana he hecho una escapadita a Rostock, en el norte de
Alemania, junto al mar Báltico. Sara, una amiga de Juan, me
contó que iba a ir con su novio, Fabián, y con
dos amigas más, Mary y Llanos, y que les quedaba una plaza
en el coche. Y yo que últimamente andaba algo saturado con
las prácticas, me
animé.
El viaje en coche duró unas 6 horas, en las que fuimos
escuchando todo el rato las cintas que tenía
Fabián en el
coche, todas ellas de música
Schlager.
Schlager en alemán significa golpear y es algo
así como la palabra inglesa hit, que se
traduciría al castellano como éxito. La
música de este tipo es de los años 60, 70 y 80 y
se asemeja a nuestra música representada por (por ejemplo)
Georgie Dann, El Dúo Dinámico o La Onda
Vaselina... Para que os hagais una idea aquí os dejo un par
de muestras:
Este grupo es Dschinghis Khan con su canción Moskau:
Y este es Guido Rex con una versión subtitulada de su
"Fiesta mexicana":
Después de todo el camino escuchando esta música,
llegamos a Rostock y buscamos el albergue. Fabián lo
había organizado todo muy bien y reservó un
albergue muy barato, cerca del centro y muy agradable. Dejamos la
mochila y nos fuimos a pasear por la ciudad, como buen
alemán, Fabián nos recordó como en
Alemania la gente no cruza la calle si el semáforo
está en rojo, aunque no vengan coches.
Rostock era (¿y es?) una ciudad
hanseática,
y toda su arquitectura estaba marcada por esta federación
comercial.
con puertas de aduana
y su puerto
Después
de la visita, cenamos un kebap (ya os
contaré
bien que es esto del kebap) y fuimos a un bar a tomar una cerveza del
lugar (cada ciudad en Alemania tiene su propia cerveza, en este caso la
Rostocker)
El bar era un
poco chungo, de motoristas de Harley y estaba regentado
por dos ex-pilotos del ejercito. Todo el local estaba decorado con
paracaídas, fotos de aviones, cartas de
navegación y con
recuerdos de los dueños. La verdad es que fueron muy majos y
nos lo pasamos muy bien. Antes de irnos nos hicimos una foto:
Al día siguiente fuimos a la playa de un pueblo cercano,
hacía mucho viento y algo de frío, pero lo
pasamos muy bien dando un paseo por la arena.
Aquí
os dejo una foto
robada de un tío que se estaba bañando desnudo en
el mar
(recuerdo que hacía frío)
Ya por último, antes de volver a subir al coche de
Fabián
para escuchar otras 6 horas de Schlager para regresar a Dresde, nos
fuimos a comer el pescado típico de la zona. Yo me
tomé
una
especie de boquerones en vinagre (algo más
grandes) que
venían enrollados sobre un
pepinillo. Eran muy ácidos y me estuvieron repitiendo
durante
dos días. ¡Lo llego a saber y me como una
hamburguesa!